A lo largo de su historia el Sinudet ha mantenido una línea independiente, ajena a la lucha partidaria y cuidadosa de la institucionalidad interna y externa. Se ha regido por principios muy claros de autonomía, democracia, pluralidad y transparencia. Desde su fundación se declaró en contra del corporativismo sindical, del autoritarismo estructural y a favor de un sistema financiero eficiente y socialmente rentable.

Nacimos para defender los derechos de los trabajadores y su dignidad de personas, siempre con la legalidad en nuestro quehacer. Nacimos también para defender a Bancomext, porque es nuestra fuente de trabajo y por nuestra calidad de servidores públicos en una Institución que es patrimonio y orgullo de México.


Nacimiento del Sinudet, cómo fue y por qué…

El pasado nos explica, le da sentido al presente y nos invita a conocer aciertos, fallas y limitaciones para enfrentar mejor el porvenir. Con este apretado repaso de nuestros orígenes queremos respaldar la importancia de los movimientos colectivos que luchan todos los días por mejorar nuestra calidad de vida, preservar responsablemente los derechos conquistados y encontrar nuevas fórmulas para crecer individual y colectivamente. Tu participación es la fuerza que nutre esta aspiración.

Los orígenes.

El 29 de noviembre de 1982, una multitudinaria asamblea acordó la fundación del Sindicato Nacional Único y Democrático de los Trabajadores del Banco Nacional de Comercio Exterior. En ese acto se discutió con pasión si se aceptaba o no fusionar los dos sindicatos que en ese momento se disputaban la representación de los trabajadores.

Muy distintos fueron los orígenes y motivaciones de uno y otro. El Sindicato Democrático Nacional de los Trabajadores del Bancomext nació el 17 de septiembre de ese año en una asamblea legítima que colmó la sala bancaria de Venustiano Carranza 32, para defender y promover los intereses comunes de todos los trabajadores, respetando su voluntad y sus aspiraciones.

Varios de los promotores de este proyecto gremial venían de la lucha por crear el Sindicato Nacional de Empleados de las Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares en 1972, reprimido mediante el recurso de despedir y atemorizar. A pesar de ello, no dejaron que se apagara la llama sindicalista y cuando se nacionalizó la banca y terminó el veto gubernamental a la sindicalización en ella, el 4 de septiembre invitaron a participar a todos los trabajadores de los diferentes bancos para fundar, de manera libre y espontánea, el Sindicato Nacional del sector.

El 6 de septiembre se convocó a una asamblea que acordó fundar la sección Bancomext del sindicato nacional. Pero intervino el gobierno para evitarlo, pues a los pocos días decretó que nos regiríamos por el Apartado B del Artículo 123 Constitucional, sin ninguna base jurídica y solo para controlar mejor al naciente sindicalismo bancario.

El otro sindicato, en cambio, nació por disposición de las secretarías de Gobernación y Hacienda, se denominó Sindicato Único Nacional de los Trabajadores del Bancomext y fue auspiciado por los administradores de nuestra Institución, en un aula con veinte personas, a espaldas del personal. Lo mismo ocurrió en la mayoría de los bancos. El PRI, a través de uno de sus brazos corporativos, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, protegió asesoró y dio línea a todos los sindicatos “únicos”. Todo el aparato del gobierno/partido se dio a la tarea de terminar con los movimientos democráticos y legítimos que surgieron en la mayoría de los bancos. Casi lograron su meta al cien por ciento, despidiendo, atemorizando y cooptando líderes. Uno de los pocos negritos en el arroz, a mucho orgullo, el Sindicato Democrático de los Trabajadores de Bancomext.

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